domingo, 16 de noviembre de 2008

16 DE NOVIEMBRE

El 16 de noviembre marca en la historia de Eduviges Portalet su arribo a la mansión del Padre.

Ella que anduvo por los caminos de la historia siempre confiando en la providencia Divina, orante en los gozos y en las pruebas, adorando siempre a Jesús en el Sagrario, mirándose en el espejo de Santa María la Señora de la azucena virginal, llamada siempre Inmaculada... abrazada a la cruz y apostando, toda la vida por sus pobres, los ciegos de Toulouse, los sin luz de la historia a quienes buscaba en las buhardillas de la ciudad, se les acercaba con devoto respeto, casi en silencio, sigilosamente, con una sonrisa en el alma, con mucha ternura en el corazón para llevarlos en brazos hasta su casa. Camino a la casa tenía los ojos embelesados de gozo, el alma le sonreia. Ofrecerles casa, ropa limpia, comida y mucho cariño.
Un día como hoy llega a la casa paterna y disfruta del perfume, la pureza y el dolorde los pobres, de sentir la piel de los ciegos y sus manos frias, de acogerlos, de sonreirles con dulzura materna, de hacerles un día de fiesta entre tantos de tribulaciones...por que el cielo está en la tierra... aqui estan los pobres, aqui estan los ciegos, aquí los sin luz... aqui esta Dios.

Y esta lección conocida por Eduviges, como el abecedario cuando empezábamos a leer, la repasa sentada con la cabeza en el regazo del Padre Eterno, abandonada a su providencia, confiada totalmente a su amor.
Y el corazón de Eduviges que supo harto de adoración, se queda enamorado, con la mirada fija en un sagrario, con la vida enraizada en el Amor, en el Amor más grande, más hermoso, más puro y más perfecto que es el amor de Dios.

Hay dicha en su corazón, hay aprobación en la mirada de Dios. Perfecta armonia de la criatura y el Amado Divino, de la pequeñez y la grandeza, de la eternidad y la humanidad...nunca faltan los miliagros en la cotidianidad... Nunca falta el amor...

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